Oraciones del Papa Francisco
Oraciones para rezar dicha por el Papa Francisco

Tras el reciente fallecimiento del Papa Francisco, ocurrido el 21 de abril de 2025, el mundo despide a uno de los líderes más influyentes de la Iglesia Católica en tiempos modernos.
Nacido en Buenos Aires, Argentina, fue el primer pontífice originario de América Latina, y se distinguió por su pensamiento abierto y progresista, reflejado en su filosofía pastoral, así como en sus oraciones y mensajes de inclusión, compasión y justicia social.
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El papa Francisco ha llegado a compartir algunas de sus oraciones, ya que además de adorar al Creador todo poderoso y al Señor Salvador, están enfocados a la paz, y al amor y respeto por el prójimo.
Su nombre real era, Jorge Mario Bergoglio y fue elegido como, el predecesor después de la renuncia del Benedicto XVI en el año 2013, durante en el quinto día de votación del Cónclave.
A continuación te competiremos, algunas de las oraciones dichas por el Papa Francisco.

Oración por la Paz
Señor, Dios de paz, escucha nuestra oración.
Hemos intentado tantas veces y durante tantos años resolver nuestros conflictos con nuestras propias fuerzas y con la fuerza de nuestras armas. Cuántos momentos de hostilidad y oscuridad hemos vivido; cuánta sangre se ha derramado; cuántas vidas se han destrozado; cuántas esperanzas se han enterrado... Pero nuestros esfuerzos han sido en vano.
Ahora, Señor, ¡ven en nuestra ayuda! Concédenos la paz, enséñanos la paz; guía nuestros pasos por el camino de la paz. Abre nuestros ojos y nuestros corazones, y danos el valor de decir: “¡Nunca más la guerra!”; “Con la guerra todo está perdido”. Infunde en nuestros corazones el valor de dar pasos concretos para alcanzar la paz.
Señor, Dios de Abraham, Dios de los Profetas, Dios del Amor, tú nos has creado y nos llamas a vivir como hermanos y hermanas. Danos la fuerza para ser cada día instrumentos de paz; haz que veamos a todo el que se cruza en nuestro camino como nuestro hermano o hermana. Haznos sensibles a las súplicas de nuestros ciudadanos que nos suplican que convirtamos nuestras armas de guerra en instrumentos de paz, nuestra inquietud en confianza confiada y nuestras rencillas en perdón.
Mantén viva en nosotros la llama de la esperanza, para que con paciencia y perseverancia optemos por el diálogo y la reconciliación. Que así triunfe por fin la paz, y que las palabras “división”, “odio” y “guerra” sean desterradas del corazón de cada hombre y de cada mujer. Señor, apaga la violencia de nuestras lenguas y de nuestras manos. Renueva nuestros corazones y nuestras mentes, para que la palabra que siempre nos una sea “hermano”, y nuestra forma de vida sea siempre la de: Shalom, Paz, Salaam!

Oración por la Tierra en Laudato
Dios todopoderoso, estás presente en todo el universo y en la más pequeña de tus criaturas.
Tú abrazas con tu ternura todo lo que existe.
Derrama sobre nosotros la fuerza de tu amor, para que protejamos la vida y la belleza.
Llénanos de paz, para que vivamos como hermanos y hermanas, sin hacer daño a nadie.
¡Oh! Dios de los pobres, ayúdanos a rescatar a los abandonados y olvidados de esta tierra, tan preciosa a tus ojos.
Trae sanación a nuestras vidas, para que protejamos el mundo y no lo depredemos, para que sembremos belleza y no contaminación y destrucción.
Toca el corazón de los que sólo buscan el beneficio a costa de los pobres y de la tierra.
Enséñanos a descubrir el valor de cada cosa, a llenarnos de asombro y contemplación, a reconocer que estamos profundamente unidos a toda criatura en nuestro camino hacia tu luz infinita.
Te damos gracias por estar con nosotros cada día.
Anímanos, te lo pedimos, en nuestra lucha por la justicia, el amor y la paz.
Oración dedicada para los Inmigrantes
Dios misericordioso, te rogamos por todos los hombres, mujeres y niños que han muerto tras abandonar su patria en busca de una vida mejor. Aunque muchas de sus tumbas no llevan nombre, para ti cada uno de ellos es conocido, amado y apreciado.
Que nunca los olvidemos, sino que honremos su sacrificio con hechos más que con palabras. Te encomendamos a todos los que han hecho este viaje, soportando el miedo, la incertidumbre y la humillación, para llegar a un lugar seguro y lleno de esperanza.
Del mismo modo que nunca abandonaste a tu Hijo cuando fue llevado a un lugar seguro por María y José, permanece ahora cerca de estos, tus hijos e hijas, mediante nuestra ternura y protección. Que al cuidar de ellos busquemos un mundo en el que nadie se vea obligado a abandonar su hogar y en el que todos puedan vivir en libertad, dignidad y paz.
Dios misericordioso y Padre de todos, despiértanos del sueño de la indiferencia, abre nuestros ojos a su sufrimiento y líbranos de la insensibilidad que nace de la comodidad mundana y del egocentrismo.
Inspíranos, como naciones, comunidades e individuos, a ver que quienes llegan a nuestras costas son nuestros hermanos y hermanas.
Que compartamos con ellos las bendiciones que hemos recibido de tu mano, y reconozcamos que juntos, como una sola familia humana, todos somos emigrantes, viajando con esperanza hacia ti, nuestro verdadero hogar, donde cada lágrima será enjugada, donde estaremos en paz y seguros en tu abrazo.
La oración favorita del Papa Francisco
Cántico del Sol o Cántico de la Creación
¡Altísimo, todopoderoso, todo bueno Señor! Tuya es toda alabanza, toda gloria, todo honor y toda bendición. Sólo a Ti, Altísimo, pertenecen. Ningún labio mortal es digno de pronunciar Tu nombre.
Alabado seas, mi Señor, a través de todas Tus criaturas, especialmente a través de mi señor el Hermano Sol, que trae el día; y Tú das luz a través de él. Y es bello y radiante en todo su esplendor. De Ti, Altísimo, lleva la semejanza.
Alabado seas, mi Señor, por la hermana Luna y las estrellas; en los cielos Tú las has hecho brillantes, preciosas y hermosas.
Alabado seas, mi Señor, por los hermanos Viento y Aire, y las nubes y tormentas, y todo el clima, por medio de los cuales das sustento a Tus criaturas.
Alabado seas, mi Señor, por la Hermana Agua; ella es muy útil, y humilde, y preciosa, y pura.
Alabado seas, mi Señor, por el Hermano Fuego, a través del cual iluminas la noche. Él es hermoso y alegre, y poderoso y fuerte.
Alabado seas, mi Señor, por nuestra hermana, la Madre Tierra, que nos alimenta y nos gobierna, y produce diversos frutos con flores y hierbas de colores.
Alabado seas, mi Señor, por los que perdonan por amor a Ti; por los que soportan la enfermedad y la prueba.
Felices los que soportan en paz, porque por Ti, Altísimo, serán coronados.
Alabado seas, mi Señor, por nuestra hermana, la Muerte Corporal, de cuyo abrazo ningún viviente puede escapar. ¡Ay de los que mueren en pecado mortal! Felices los que ella encuentra cumpliendo Tu santísima voluntad. La muerte segunda no puede hacerles daño.
Alabad y bendecid a mi Señor, dale gracias y servirle con gran humildad.
