Don Jorge Rubio es el avicultor que dejó huella en el mundo gallero de Navolato
De niño desarrolló la pasión por los gallos de pelea. Aunque retirado, su legado sigue vivo entre las nuevas generaciones de galleros.

En Río Viejo, vive Jorge Rubio Gámez, un hombre de 89 años de edad, cuya vida ha estado marcada por su amor a los gallos de pelea. Aunque hace 20 años dejó los palenques, su historia se sigue contando entre los galleros de Navolato.

Una vida de pasión por los animales
Nacido en La Cofradía de La Loma y vecino de Río Viejo, Don Jorge recuerda que su interés por los gallos comenzó desde muy pequeño. Y así empezó su vida como avicultor.
“Yo andaba visitando galleros cuando todavía estaba en la primaria”, cuenta con orgullo para Tus Buenas Noticias, mientras revive los días en que acompañaba a los grandes nombres del medio gallero.
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“Conocí a los mejores, como Maquío a quién en el 99 le regalé un gallito canelo y actualmente es uno de los mejores galleros de Navolato. Fue una época bonita. Mi mejor infancia fue en un criadero aquí en el rancho, rodeado de gallos y buenos amigos”, relata.
Una carrera fructífera
Durante su carrera como gallero, Don Jorge tuvo la oportunidad de criar más de 500 gallos y alrededor de 3,000 pollitos, muchos de los cuales fueron entregados a galleros que hoy son reconocidos en todo el estado.
“Yo he criado gallos para mucha gente grande. Es difícil contar cuántas peleas perdí, pero con satisfacción puedo decir que gané más de 50 que recuerdo bien”.
A pesar de su retiro, Don Jorge sigue criando animales.
“Estoy volviendo a empezar. Ahorita tengo poquitos, pero aún disfruto de estar cerca de los gallos. Marco Castillo Rubio, un gallero reconocido y es mi sobrino, me manda gallos seguido, y eso me llena de satisfacción porque lo vi iniciarse y ahora es muy reconocido”, dice con orgullo.

Su familia es el gran legado
Don Jorge no solo es conocido por su legado en el mundo de los gallos, sino también por ser un hombre de familia. Casado con la señora Elma González. Tiene 10 hijos, 25 nietos y 9 bisnietos, se siente orgulloso de que muchos de ellos sean profesionistas.
“Es un orgullo muy grande. Tengo nietos ingenieros, psicólogos, criminalistas… hasta uno que estudió mecánica electrónica con cursos en Pensilvania, Holanda e Inglaterra. Esos nietos son un lujo”, comparte emocionado.
Entre risas, recuerda que una de sus hijas se casó con un hombre de origen chino y que su nieto estudia en China, mientras que su nieta de 10 años ya habla cuatro idiomas. “Son recuerdos bonitos que uno lleva en el corazón. Verlos salir adelante es lo mejor que me ha pasado”.
Para Don Jorge, su camioneta Chevrolet Cheyenne Silverado 94 color tinto también forma parte de sus mejores recuerdos.
“La compré en 5 mil dólares y hasta hoy sigue conmigo, tiene más de 32 años. Es un lujo que todavía funciona como nueva”, menciona, reafirmando su cariño por las cosas que le han acompañado a lo largo de su vida.

Hoy, Don Jorge disfruta de los días tranquilos en El Río Viejo, rodeado de sus gallos y de su familia.
“La vida me ha dado mucho, y aunque ya no juego en los palenques, los recuerdos y amistades que me dejó el mundo gallero siempre estarán conmigo”, dice con una sonrisa.
Como bien lo resume Don Jorge: “El que siembra con gusto, cosecha con alegría”. Sin duda, él es ejemplo de ello. Con su vida de avicultor deja una herencia de pasión y perseverancia que inspira a las nuevas generaciones en Río Viejo.