Con una prótesis y mucho corazón, José Cerda entrena a los porteros del mañana en Culiacán
José Cerda, exportero profesional, perdió una pierna en un accidente en 2021. Hoy, con prótesis y determinación, atiende su escuela de porteros en Culiacán


A los 43 años, José Cerda Orozco ha vuelto a las canchas, no como jugador profesional, sino como formador de nuevas generaciones de arqueros. Lo que podría haberse sentido como un final abrupto, tras perder su pierna izquierda en un accidente vial en marzo de 2021, se ha transformado en un nuevo comienzo.
Hoy, el exportero profesional dirige con pasión su escuela de porteros en el parque de la colonia Agustina Ramírez, en Culiacán, donde entrena a 14 niños con la misma disciplina y entrega que lo llevó a defender arcos en equipos como Venados de Mérida, Irapuato, Veracruz y Coatzacoalcos.

Nacido en Eldorado, Sinaloa, el 20 de marzo de 1982, José inició su camino en el futbol como tantos otros: jugando en los llanos con amigos, hasta que sus habilidades lo llevaron a ligas juveniles, luego a fuerzas básicas y de ahí al futbol profesional.
Durante más de una década, recorrió el país de norte a sur como guardameta. Luego, retirado como jugador activo, encontró su vocación en la formación de talentos, desempeñándose como entrenador de porteros con Dorados de Sinaloa de 2014 a 2016 y también en el Club Necaxa.
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El percance que lo cambió todo
El accidente que lo cambió todo ocurrió en marzo de 2021, por el bulevar Pedro Infante, mientras trabajaba en el área de Parques y Jardines del Ayuntamiento de Culiacán. El impacto fue brutal: una amputación total de su pierna izquierda, una fractura en el brazo y un pronóstico reservado.
José fue trasladado de urgencia al Hospital General Regional No. 1 del IMSS, donde un equipo multidisciplinario luchó durante más de tres horas para salvar su vida. Se le transfundió sangre siete veces y permaneció hospitalizado durante 40 días.
“Miraba que ya no tenía mi pierna, pero decía: 'bueno, estoy consciente en mi mente, estoy sano, y con los avances puedo usar una prótesis'”, dijo José en aquellos momentos de recuperación.

El gremio del futbol se unió para apoyar a José
La respuesta de la comunidad futbolera no se hizo esperar. Amigos, excompañeros y aficionados organizaron un partido benéfico en la cancha de la 21 de marzo. Jugadores profesionales como el "Hoobit" Bermúdez acudieron al llamado. Se recaudaron fondos, se donó sangre y se multiplicaron los mensajes de aliento, incluso desde el extranjero.
José recuerda con gratitud: “Ahí descubrí la verdadera amistad. Las llamadas, los apoyos, las rifas de camisetas… todo me ayudó a volver a ponerme de pie, literal y emocionalmente”, comenta para Tus Buenas Noticias.

La fe es el pilar que lo mantiene de pie y activo
Con una prótesis funcional y una fe inquebrantable, decidió volver a hacer lo que más ama: entrenar. El sueño de fundar una academia propia se concretó este año, gracias al apoyo del Instituto Municipal del Deporte y del presidente municipal, Juan de Dios Gámez Mendívil.
"Lo estamos haciendo con amor, con pasión y con entrega. Ya tenemos 14 niños en la academia, y seguimos creciendo", compartió José.
El reto ha sido físico, pero también emocional. "Hay cosas que ya no puedo hacer como antes, como brincar o correr libremente, pero sigo golpeando balones, sigo entrenando, y eso me mantiene vivo", asegura.
Para mantenerse activo, entrena también en casa y aprovecha cada momento con sus hijos: Eunice, de tres años, y Esteban, de dos. "Ambos tienen condiciones, los veo jugar y me ilusiona. Pero lo importante es que ellos sean felices en lo que decidan hacer. Yo estaré ahí para apoyarlos".
La perseverancia y los sueños, el camino al éxito
José no ha dejado de prepararse: actualmente cursa estudios en la Facultad de Derecho y sigue atento a las nuevas metodologías de entrenamiento. Con humildad comparte sus aprendizajes con los niños de su escuela. "Si no llegan a ser profesionales, al menos que tengan una formación que les sirva para enfrentar la vida".
“Muchos piensan que en el futbol solo llegan los más talentosos, pero no: llegan los más disciplinados, los que perseveran, los que tienen sueños y no se rinden. Eso trato de enseñarles a mis alumnos”, afirma.
Hoy, cada tarde de lunes a jueves, a las 4:30 pm, José espera en la Unidad Deportiva de la colonia Agustina Ramírez a nuevos aspirantes a porteros. Con voz firme lanza una invitación:
“Vengan. El camino no es fácil, pero vale la pena. Y si yo, sin una pierna, puedo estar aquí entrenando, ¿qué los detiene a ustedes?”.
La Unidad Deportiva Agustina Ramírez está ubicada por el bulevar Constelaciones y Diamante, a espaldas de la Primaria Las Américas.
La historia de José Cerda es, en el fondo, una lección de esperanza. Una muestra de que los sueños no se amputan. Se transforman, se adaptan y siguen latiendo, como el corazón de un portero que nunca dejó de creer.