La Casa del Caracol: 21 años sembrando pasión por la lectura en Mazatlán
Laura Medina: La mazatleca que transforma generaciones de lectores


“Hace 21 años, La Casa del Caracol abrió sus puertas a la comunidad mazatleca con mucha ilusión y más locura que cordura”, se lee en una publicación del Facebook de la librería que se ha convertido en un sitio icónico del ámbito cultural del puerto y toda una comunidad lectora.
La Casa del Caracol vio la luz en octubre del 2004, bajo la batuta de Laura Medina Osuna, una mazatleca que ha mostrado a los “pata saladas” el mundo de la literatura iniciando generaciones de familias lectoras a través de cuentos que lee a los más pequeños, convirtiéndolos en niños caracoles.
Laura, la menor de 7 hermanos, fue una lectora precoz, aunque en su familia leían normalmente el periódico y revistas como Selecciones, fue una hermana la que la introdujo en el mundo de la lectura. Gracias a los libros que su hermana compraba Laura empezó a leer y nunca paró.
Así, al ver su afición por la lectura su mamá le empezó a comprar libros en la única librería que existía en Mazatlán o por correspondencia. 
Laura estudió desde el Jardín de Niños hasta la Preparatoria en el Instituto Cultural de Occidente en Mazatlán, luego decidió estudiar la carrera de pedagogía en la Universidad Autónoma de Guadalajara.
Antes de concluir la carrera Laura se casó y empezó una familia, tuvo tres hijos y ya con ellos decidió retomar su formación académica, pero ahora en la Universidad Nacional Autónoma de México.
Estudió letras hispánicas en la UNAM y después hizo una especialidad en lingüística aplicada en el español como segunda lengua, también en la Universidad.
Antes de ir a la capital del país, Laura vivió un tiempo en Culiacán donde conoció los clubes del libro, regresó al puerto decidida a iniciar uno y así fue, el primer club del libro inició en Mazatlán hace 36 años y a partir de ese se han formado muchos más.
Lura vivió con su familia 8 años en la Ciudad de México, donde sus hijos crecieron viendo a su mamá estudiar y ser una apasionada de la lectura, hábito que adquirieron pues sus salidas eran a las diversas librerías de la CDMX y sus regalos eran comúnmente libros. 
Un refugio literario en el corazón del puerto
Al regresar a Mazatlán con su familia Laura empezó a trabajar como profesora de español para extranjeros en la Universidad, también era voluntaria en la Feria del Libro y vendía libros para niños en la Plazuela Machado.
Pero después de un tiempo una idea empezó a motivarla, tener su propia librería.
“A todo el que le preguntaba si era una buena idea abrir una libraría decía que no. Pero bueno, en la familia dijeron que sí y la pusimos. Abrimos la librería en contra de todo mundo porque nadie pensó que podría ser un buen negocio, pero es un negocio muy gratificante que te da muchas satisfacciones y donde ves muchos logros” asegura Laura.
Desde un principio La Casa del Caracol se ubicó en una finca del siglo XIX, que está justo atrás de los portales de Canobio, en la calle Constitución #83 en pleno Centro Histórico de Mazatlán.
“Me traje la casa completa para armar la librería, con libreros de mis hijos que siguen aquí y 21 años después seguimos con la idea de hacer familias lectoras, niños lectores”, dice convencida.
La librería fue inaugurada por Francisco Hinojosa, uno de los escritores más leídos en México, quien presentó “La peor señora del mundo” que es el libro infantil más vendido en México.
“También vino Elmer Mendoza, David Toscana y Juan José Rodríguez que es un escritor local, la patadita que nos dieron fue muy buena, la librería sigue aquí contra viento y marea, contra pandemia y contra todo” señala.
Laura decidió nombrar a su naciente librería “La Casa del Caracol” por el simbolismo de este animal en la literatura y la semejanza de su forma con un laberinto en movimiento constante, que, aunque es lento va dejando huella.
“Jorge Luis Borges habla del laberinto como la búsqueda constante del conocimiento y luego hay otro libro de Humberto Eco que es El nombre de la Rosa, donde hay una biblioteca con un laberinto en el que te puedes perder. Yo me quedé con esa idea también de que el caracol es un movimiento constante y continuo, despacio pero que deja huella y queremos que este caracol deje huella en la comunidad mazatleca”, explica.

De cuentos a clubes de lectura: fomentando la cultura en la comunidad
A partir de entonces, Laura y su Casa del Caracol se convirtieron en un motor constante de cultura en Mazatlán. Desde el inicio ella mostró su gusto por la lectura de cuentos infantiles, actividad que ha permitido en más de dos décadas de la librería formar una comunidad infantil lectora.
“La librería es muy local, muy enfocada en promover la lectura no solamente en vender. Tengo más de 22 años contando cuentos a los niños, ya hay una generación de niños lectores que ahora son adultos, que algunos ya tienen hijos y es muy bonito porque regresan con los niños. Entonces saben que los libros les han ayudado a ser mejores personas y quieren, así como se les motivó a ellos la lectura, motivarla en los hijos y eso es muy bonito”, dice emocionada.
Con el apoyo del Instituto de Cultura de Mazatlán, La Casa del caracol ha generado el programa “Letras para el puerto” con el que desde hace 18 años han traído a la ciudad importantes escritores en cada aniversario de la librería.
“Cada vez que hay oportunidad de que un es escritor venga hacemos un llamado a los clubes del libro y siempre hay respuesta, en La casa del Caracol hay 11 clubes que sesionan en la misma a librería o en las casas de sus integrantes, es muy bonito porque no solo siembras, sino que hay fruto, se ha reproducido esto de seguir leyendo” asegura.
La librería y su trabajo en la promoción de la lectura le han permitido a Laura vivir experiencias muy gratificantes, desde asistir como voluntaria al penal y formar con los reclusos un club del libro que funcionó más de 8 años, hasta presentar libros en ferias internacionales.
“Maravilloso, muy bonito formar un club del libro en la cárcel, porque no teníamos lectores, hicimos lectores, hicimos junto con Club Rotario una biblioteca y fue toda una experiencia, pero cuando empezaron a ponerse muy crudas las cosas dejamos de ir, me pesa porque me gustaba mucho ir, no leían tanto, pero estaban muy atentos, les contaba cuentos de niños y después empezamos a leer otras experiencias para que se fueran involucrado” recuerda.

Laura ha presentado libros en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara y en la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil, tiene un certificado de Promotora Nacional de Lectura que otorga la SEP y aunque el papel no es importante para ella, el documento avala su amplia experiencia.
El legado de una librería que desafía las adversidades
A 21 años de aventurarse y abrir una librería que muchos pensaron no era la mejor idea, Laura asegura estar satisfecha con los resultados. Su afición por la lectura no ha cambiado, al contrario, con los libros a la mano continúa creciendo se acervo día con día.
“Leer es mi acción favorita, leo en las mañanas y al medio día leo un poquito, leo de todo, mi formación es literatura y lingüística me inclino más por la literatura que por los ensayos y me encantan los libros infantiles. Tengo un club de libro que somos los amigos de la prepa, de 150 que salimos de la prepa nos juntamos 12 y es muy padre porque hay una poeta, una persona que fue periodista cultural, gente que nunca había leído y gente que lee mucho, todo el mundo aporta y suma experiencias”, platica.
Laura combina su trabajo en la librería con las clases particulares de español para extranjeros que residen en Mazatlán, actividad que también le deja un buen sabor de boca, pues contribuye a crear una conexión entre la comunidad extranjera y los mazatlecos.
“Es muy bonito dar clases de español a los extranjeros porque tienen muchas ganas de aprender y tienen ganas de aprender para comunicarse con los locales ese es su interés, ellos se sienten mazatlecos y están enamorados de Mazatlán y todos los problemas que hay ahorita ellos los enfrentan como nosotros”, señala.
Con todas las ganas de continuar motivando a la comunidad a conocer el mundo de los libros, Laura Medina asegura que son los padres quienes deben acercarse y acercar a sus hijos a la lectura pues es una práctica que engrandece a la familia. 
“En primer lugar haces niños que cuestionan y el acervo que tienen a partir de la lectura es mucho más grande, aprenden palabras nuevas, a expresarse mejor, pero lo más importante es que hay un vínculo entre el que lee y al que le leen, es un vínculo filial que siento cada vez que cuento los cuentos. Los niños están recibiendo algo muy gratificante entonces cuando una persona les lee libros se hace esa conexión de amor entre el que cuenta cuentos y el que escucha”, asegura.
En la casa del caracol podemos encontrar libros para todas las edades: hay libros de bebés, una sección de lectura informativa para niños, cuentos catalogados por edades y una sección para adultos que son libros clásicos, hay novedades y libros de superación.
A 21 años de su apertura, La Casa del Caracol se ha consolidado como un faro de cultura y educación en Mazatlán.
Laura Medina Osuna, con su inquebrantable pasión por la lectura, ha transformado un simple espacio en un hogar para generaciones de lectores.
Su labor ha generado un impacto significativo, creando un vínculo entre padres e hijos a través de la literatura y fomentando comunidades lectoras que trascienden el tiempo. 
La librería se ha convertido en un lugar donde las historias cobran vida y donde cada libro es una puerta abierta al conocimiento y la imaginación.
La invitación es clara: acerquémonos a los libros, apoyemos a nuestros pequeños en su viaje literario y sigamos construyendo juntos un Mazatlán lleno de historias que contar.
Horarios Librería La Casa del Caracol:
Lunes a sábado de 10:00 am a 3:00 pm y de 4:00 pm a 8:00 pm
Domingo de 12:00 a 6:00 pm
Sábado Cuenta Cuentos en “El Recreo” 6:00 pm









