El Mega Juguetón de Navolato tiene 16 años llevando ilusión a donde más se necesita
Desde una pelota hasta una muñeca, cada donación cuenta. El Juguetón cumple 16 años como una tradición que une a Navolato para devolver la sonrisa a niñas y niños de comunidades vulnerables. Súmate, dona un juguete y sé parte de la ilusión que nace cuando alguien dice: “sí me tocó”.

En Navolato, diciembre no empieza cuando llega el frío ni cuando las luces se asoman en las calles. Empieza cuando aparece la primera caja envuelta, el primer balón donado, la primera muñeca entregada con cariño. Empieza cuando la gente empieza a decir: “¿Y este año sí va a haber Juguetón?”
Y sí. Este año el Mega Juguetón cumple 16 años. Dieciséis años de voluntades, de manos extendidas, de gente buena que ha hecho de esta causa una tradición tan propia de Navolato como sus fiestas, su música y su forma de querer.
Un pequeño gesto entre amigos se convirtió en magia

No nació grande. Nació como nacen las cosas verdaderamente importantes: en pequeño, entre amigos que solo querían ver felices a los niños de las comunidades. “Un juguetito para un niño”, decían. Y la gente empezó a responder. Y desde entonces no ha parado.
Cada vez que un niño recibe un regalo en medio de una cancha, una plazuela o una calle, ocurre algo que no se puede medir: un mundo se abre.
Para muchos de ellos, ese regalo es el único que recibirá. Pero lo que más emociona no es el juguete en sí, sino lo que representa: “alguien pensó en mí”. Alguien se tomó un momento para imaginar mi sonrisa.
Una mamá de La Michoacana lo dijo el año pasado, mientras veía a su hijo correr con un camión de bomberos en las manos:
“Mire, no es solo un juguete… es que a veces uno batalló tanto, que ver esta alegría te limpia el alma”.
Y esa es la gasolina que ha mantenido vivo al Juguetón durante 16 años.
La comunidad se une para llevar alegría a los niños de Navolato

Cada diciembre, los organizadores; amigos de toda la vida, gente sencilla, maestros, deportistas, familias, se sientan y se dicen lo mismo:
“¿Cómo le hacemos este año?”. Y siempre encuentran el cómo sí. Porque Navolato es un lugar donde la generosidad camina sola. Donde lo poquito se vuelve mucho cuando se junta. Donde nadie se queda fuera cuando se trata de dar alegría.
Un señor de El Tigre que cada año dona pelotas lo explica así:
“Yo no tengo mucho, pero sé lo que se siente cuando un niño mío llega contento. Eso mismo quiero que sientan otros papás”, dice para Tus Buenas Noticias.
Para juntar miles de juguetes, no basta con pedir: Navolato se activa. Se mueve. Se organiza.
Y así nacen las rodadas, las caminatas con causa, los cuadrangulares de softbol, los torneos de fútbol, las retas de básquet, los encuentros en comunidades como Caimanero, El Tigre o Tecomate.
Todo con una sola condición: la inscripción es un juguete, asegura Juan Manuel Sainz.
Todos juntos hacen sueños realidades

Los Payasos de Navolato se unen cada año, regalando risas y juegos antes de entregar los regalos.
La Banda Los Plebes de Navolato acompaña la caravana con música que hace que los niños salgan corriendo a las calles.
Y este año, por primera vez, el equipo de básquetbol de Navolato decidió sumarse para aportar lo que puedan, desde donde puedan.
El Juguetón no espera a que los niños vayan. El Juguetón va hasta donde están ellos. Este año, los juguetes llegarán a lugares donde los niños esperan con emoción:
La Michoacana, Las Vegas del Río, Ciudad de los Niños, la Colonia Tenería, una comunidad cercana a Villa Juárez…
Y también llegarán a donde aún no han ido, porque siempre hay un rincón más donde hace falta un abrazo en forma de juguete.
La ilusión que se hace realidad

Una niña de Las Vegas del Río lo dijo una vez sosteniendo una muñeca nueva:
“Es que yo pensé que ya no iba a tocarme… y sí me tocó”.
Ese “sí me tocó” es el motor de todo. El Juguetón no tiene jefes ni oficinas, tiene personas con corazones nobles que no necesitan fotos ni aplausos.
También tiene comercios locales que dicen “cuenten con nosotros”, aun cuando el año fue difícil.
Y familias que llevan su juguete no porque sobra, sino porque quieren compartir lo poquito que hay.
Una señora lo resumió hace algunos años, cuando entregó una muñeca envuelta en una bolsa reciclada:
“No es nueva, pero está bonita. Y si una niña la abraza como la abrazó la mía, ya con eso me doy por bien servida”.
Todos pueden dar un juguete

Este 2025 no hay certezas sobre cuántos juguetes se reunirán, ni sobre cuántas actividades podrán organizar, pero sí hay una certeza: lo van a hacer con el corazón, como siempre.
“Lo que Dios nos mande”, dicen. “Aunque sea poquito, pero con alegría”.
Navolato no conoce otra forma de dar, porque aquí, un juguete nunca es solo un juguete. Aquí, un juguete es la manera más sencilla y más profunda de decirle a un niño: tú importas, te vemos, te queremos feliz.
Y mientras exista alguien dispuesto a imaginar una sonrisa, el Juguetón seguirá vivo.
Porque las manos que dan, nunca se quedan vacías. Y Navolato, desde hace 16 años, lo ha demostrado.








































