Un huerto escolar que siembra nuevas formas de ver el mundo en el Conalep I ubicado en Culiacán

En el Conalep, el proyecto de huertos escolares se ha convertido en un espacio donde los estudiantes aprenden a sembrar y a relacionarse de manera distinta con su entorno y su propio aprendizaje.

Lo que hoy es un rincón lleno de vida empezó de manera sencilla: “Con una manguera nomás”, recuerdan los maestros Adán Mendoza Mendoza y José Aarón Acosta Pineda, impulsores del proyecto, que ahora entusiasma a varios grupos.

Los alumnos participan en cada etapa: germinan semillas, preparan la tierra, riegan, observan plagas y dan seguimiento a sus plantas. Entre lo sembrado destacan chiles y pepinos, que algunos estudiantes incluso se han llevado a casa para seguir su crecimiento.

Para los maestros, este es uno de los mayores logros: que la experiencia trascienda el plantel y llegue a los hogares.

“Queremos que vean que sí se puede hacer algo desde cualquier espacio, aunque sea pequeño”, explica José Aarón.

Además del entusiasmo, el profesorado ha visto un cambio importante en la manera en que los jóvenes conectan lo aprendido: el proyecto fomenta conocimiento transversal donde todo empieza a tener sentido: biología, matemáticas, química y habilidades manuales.

“Es contextualizar… que vean que lo que aprenden sirve para algo real”, expresan los docentes.

Lo que más les ha sorprendido es el cuidado y respeto con el que los estudiantes tratan el huerto. “No hay una sola planta dañada de manera intencional”, comenta el profesor Adán, orgulloso del compromiso demostrado.

Un futuro diferente

El huerto no solo siembra plantas: siembra perspectivas. Para los maestros, esta actividad abre los ojos de los estudiantes a otros caminos posibles, lejos de la violencia y la delincuencia.
Con el trabajo cotidiano, descubren que pueden construir algo con sus manos y que el esfuerzo da frutos.

Mientras buscan ampliar los huertos y mejorar los espacios, crece una idea fundamental: cada estudiante puede elegir un rumbo distinto, uno que se cultiva paso a paso, con disciplina, paciencia y nuevas posibilidades.

Beneficios de los huertos estudiantiles

• Aprendizaje práctico

• Conexión con la vida real

• Mayor responsabilidad

• Trabajo en equipo

• Contacto con la naturaleza

• Comprensión de procesos básicos

• Desarrollo de habilidades manuales

• Respeto por el entorno

• Alternativas sanas de vida

• Sentido de pertenencia

• Aprendizaje que llega a casa

• Interés por nuevas actividades