Lo que debes saber sobre la cosecha de agua de lluvia
Es una estrategia sustentable que hay que adoptar, pero no en todas las regiones por igual y evaluar la cobertura o proporción del total de esa agua de lluvia por región.
En la actualidad, es común escuchar en todos los sectores de la sociedad términos relacionados con los efectos del cambio climático tales como la sequía, calentamiento global, escasez del agua, inundaciones o simplemente “problemas con la disponibilidad del agua”.
Entre las estrategias que han surgido desde la academia, empresas y a nivel gubernamental, se ha popularizado la captación del agua de lluvia que es considerada “cosecha del agua de lluvia”.
¿Qué significa cosechar el agua de lluvia?
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A pesar de que este término pareciera llevar a la práctica actividades sencillas, involucra procesos ingenieriles para realizarse con éxito. En efecto, la cosecha de agua lluvia implica la obtención de un agua con características deseables para la actividad que se vaya a utilizar.
Si bien no es solamente tener cubetas para recibir el agua de la lluvia, tampoco es un proceso que se encuentra fuera del alcance de la población.
De hecho, ya existen prototipos comerciales y manuales para captar el agua de lluvia en zonas rurales con infraestructura mínima como el publicado por el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua desde 200, de acuerdo con los autores Rivero-Bustos y Córdova Rodríguez, 2008.
En primera instancia, se considera que el agua de lluvia es captada en los techos de las viviendas y edificaciones en general. Cuando el agua de la lluvia entra en contacto con las azoteas, se mezcla con diversas sustancias como polvo proveniente de la combustión (sistemas de transporte y fábricas), microorganismos, restos de insectos y animales pequeños, material de construcción propio del desgaste de las azoteas y excremento de pájaros y otros animales.
Cuando se combinan todos estos residuos con el agua de lluvia, le confieren una composición heterogénea, pero que tiene que ser atendida para optar por reutilizar el agua. Nada más para ejemplificar la complejidad, los techos de las viviendas pueden conformarse por asbesto, cemento o cartón con chapopote, sustancias muy diferentes que serán incorporadas al agua de lluvia por intemperie.
Afortunadamente, la ingeniería ambiental provee el conocimiento que permite clasificar a las sustancias contaminantes del agua de lluvia (y de cualquier otra), lo que subsecuentemente indicará el(los) tipo(s) de tratamiento(s) que permitirán obtener agua de lluvia apta para diversas actividades.
La siguiente Tabla 1 muestra la clasificación de los contaminantes del agua de lluvia y su opción de tratamiento dentro de la captación del agua de lluvia. Por supuesto, la Tabla 1 considera un tratamiento ideal en el que el agua puede tener contacto humano (no consumo humano).
Como se puede observar en la Tabla 1 la filtración se repite para los diferentes contaminantes, pero cambia el tipo de medio filtrante. En términos prácticos, el tratamiento de agua de lluvia también es llamado etapa de filtración.
¿Cómo recolectan el agua de lluvia?
Si bien es cierto que el tratamiento o filtración del agua de lluvia es el proceso más crucial y de mayor requerimiento tecnológico y de mantenimiento, sólo será exitoso si se cuenta con los otros procesos necesarios que son recolección, conducción, un adecuado sistema para la captación o, como se conoce en otras partes del mundo, de “cosecha de lluvia”, considera los siguientes procesos:
Colecta del agua. Es la captación inicial o recolecta del agua que llega a los techos de las edificaciones. Aquí solamente se requieren infraestructura como las canaletas o algún tipo de contención. Hasta aquí, el agua se puede considerar que se queda estancada.
Conducción. Justamente para evitar que el agua se quede estancada, el agua tiene que ser transportada hacia su tratamiento, almacenamiento o uso final. La conducción se realiza por medio de tuberías con las pendientes necesarias para facilitar el transporte del fluido. Para ello también podrían emplearse canales abiertos.
Tratamiento. Donde ocurren los procesos descritos en la Tabla 1, enfocados a remover los contaminantes adquiridos en las etapas anteriores
Almacenamiento y distribución. Aquí el agua de lluvia con las características deseadas es almacenada, ya que se encuentra lista para utilizarse. Puede ser utilizada en zonas habitacionales, en la agricultura, para la industria, áreas verdes e, incluso, para sistemas de purificación del agua que permitirían obtener las condiciones para consumo humano.
Si bien los beneficios y factibilidad técnica y económica son específicos para cada región, es importante destacar que, como todas temáticas entorno al agua, requieren estudios científicos y tecnológicos sobre las implicaciones a mediano y largo plazo sobre el ciclo hidrológico. Por ende, también sobre las actividades económicas y aspectos sociales en general (Geraldi y Ghisi, 2017)
Fuera de la ventaja de contar con mayor agua disponible para nuestras actividades diarias, es importante considerar las implicaciones de “retener” el agua de lluvia dentro del ciclo del agua.
Por ejemplo, Meshram y col. (2021) evaluaron en la región oeste de Irán tres escenarios sobre el efecto de la captación y aplicación del agua de lluvia sobre la inundación, un fenómeno creciente de preocupación cosmopolita.
El primer escenario consistió en no aprovechar o captar el agua de lluvia (como en la mayoría de las ciudades de México). El segundo escenario consistió en aprovechar el agua captada en las casas habitación para los mismos requerimientos domésticos.
Por su parte, el tercer escenario consistió en el uso del agua captada para el riego de jardines y áreas verdes. Los resultados indicaron que al aplicar el agua captada en actividades domésticas (escenario 1) el volumen de escorrentía se reduce entre un 12 y 28%.
En el tercer escenario, dicho volumen se reduce entre el 27 y el 48%. Los resultados de la disminución de agua que escurre y, por ende, que puede causar inundaciones son contundentes.
Sin embargo, es necesario investigar las repercusiones que pueda tener la agricultura y otras actividades que dependen del recurso hídrico, ya que el volumen de agua no es el verdadero problema, sino la intensidad de los eventos meteorológicos.
Con lo que cabe mencionar que los ecosistemas acuáticos como lagunas, marismas y humedales dependen de la escorrentía (originada por lluvias) para mantener sus volúmenes y condiciones estables.
Los cálculos del ejemplo anterior fueron para una región geográfica específica, por lo que es importante obtener los cálculos para cada zona interesada en captar el agua de lluvia y profundizar más sobre la cobertura de captación y distribución del agua.
Por el momento, en México es de suma importancia cuestionarnos como población de dónde proviene el agua que usamos para nuestras actividades diarias, qué tanto llueve en comparación con otros estados y en qué nivel de sequía se encuentra mi estado (con base en el monitor de sequía de CONAGUA).
Con estas respuestas tratar de resolver si conviene captar el agua de lluvia en mi región. Por ejemplo, el estado de Chiapas registra los mayores niveles de precipitación y en Baja California Sur uno de los mayores problemas de disponibilidad del agua, lo que indica los grandes contrastes para optar o no por captar el agua de lluvia.
Definitivamente es una estrategia sustentable que hay que adoptar, pero no en todas las regiones por igual y evaluar la cobertura o proporción del total de esa agua de lluvia por región.