La bondad en estos tiempos es algo no muy fácil de encontrar, y que suele enmascararse como algo débil, ilusorio, pero en realidad es fundamental para la conexión humana. Robin Banerjee, de la Universidad de Sussex de Inglaterra, nos explica el poder de la bondad y la amabilidad.

La manera en la que nos comportamos y conectamos con las personas que están alrededor de nosotros es fundamental para nuestra salud mental. Los estudios han demostrado que la amabilidad es intuitiva: cuando más tiempo tenemos para pensar, menos amables somos. Esto es algo que solemos ver en niños, principalmente.

El director de la facultad de psicología de la Universidad de Sussex comenta que un acto amable es una de las grandes paradojas de la bondad, que aunque su intención sea ayudar a los demás, en realidad tiene consecuencias positivas para nosotros mismos.

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“Hay patrones de activación en el cerebro que corresponden a un impulso al bienestar. Las vías de recompensa en el cerebro se activan cuando las personas realizan actos amables". Esta amabilidad desencadena neurotransmisores en nuestro cerebro, los cuales son los encargados de controlar nuestro estado de ánimo, donde gracias a sensaciones agradables se impulsa una conexión mayor con los demás.

Como vemos, hasta cierto punto la amabilidad es algo nato del ser humano, pero entonces, ¿por qué no hay tantas personas amables? Los estudios demuestran que nuestro entorno nos forma, por lo que marca una gran diferencia de lo que es nuestra naturaleza. Entonces, ¿qué debemos hacer?

Empezar a cambiar nuestro entorno para que ser amable sea una norma es lo principal, tenemos que mostrar un manifiesto de bondad en cualquier actividad del día a día: desde saludar a las personas en la calle, sonreír en la parada de un camión, de acción en acción tenemos el poder de cambiar las cosas.

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El poder de la bondad está en cada uno de nosotros. Muéstralo al mundo y no te rindas, que la buena noticia está en el cambio positivo que surgió.

Con información de BBC Mundo

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