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Cristian canta con el alma. Una madre invidente que inspira desde el centro de Culiacán

Llegó desde Guanajuato por amor y aunque no puede ver, su voz ilumina las calles del Centro, donde canta para mantener a su familia.

23 mayo, 2025
Diariamente Cristian sale de su hogar cargada de su bocina y un micrófono para compartir su talento a cambio de unas monedas.
Diariamente Cristian sale de su hogar cargada de su bocina y un micrófono para compartir su talento a cambio de unas monedas.

Cristian Viridiana López tiene 30 años, nació en Guanajuato y desde que llegó a Culiacán hace ocho años, su voz se ha vuelto parte de los sonidos del centro. Es invidente de nacimiento, producto de un desprendimiento de retina por ser prematura, pero eso no ha sido impedimento para sacar adelante su vida.

Culiacán, una ciudad de oportunidades

Con muy buen ánimo y su talento musical, Cristian llega hasta el Centro para interpretar sus melodías.
Con muy buen ánimo y su talento musical, Cristian llega hasta el Centro para interpretar sus melodías.

"Siempre he cantado, desde que tengo uso de razón", dice Cristian con una sonrisa que se percibe en su tono. Estudió canto un poco en su tierra natal, pero fue en esta ciudad donde encontró no solo al amor de su vida, Jaime —también invidente—, sino también a una comunidad solidaria.

"Me vine para acá porque aquí hay más apoyo, hay más unión", cuenta. Con la ayuda de su oído, el tacto y el olfato, Cristian se orienta por las calles y se instala a cantar donde encuentra un espacio. Aunque no tiene días fijos, su presencia es constante cuando puede.

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Una familia que la motiva para progresar

Confiando en la buena voluntad de los culiacanenses, Cristian sale a cantar a cambio de unas monedas.
Confiando en la buena voluntad de los culiacanenses, Cristian sale a cantar a cambio de unas monedas.

Es madre de tres hijos: Cristian, Iliana y Daniel, de diez, ocho y casi dos años. Los dos mayores viven en Guanajuato, y al menor lo cuida ella con apoyo de su suegra. Su esposo trabaja en el área de educación del Ayuntamiento, y juntos hacen equipo en todo.

Cristian no ve la luz, pero con su voz llena de sentimiento y una memoria impresionante para las letras, ilumina a quienes la escuchan.

Y aunque no tiene carrera universitaria, aprendió computación, se mueve con GPS, y usa redes sociales, donde conoció a Jaime en una plataforma para personas con discapacidad visual llamada La Sala de Juegos.

Una vida llena de desafíos

Los desafíos de una vida sin visión, no le impiden ser una mujer productiva.
Los desafíos de una vida sin visión, no le impiden ser una mujer productiva.

"No fue fácil la infancia, pero nada que no se pudiera superar", dice.


 Cada peso que recibe al cantar lo agradece, pues así se ayuda en casa.

Cristian no necesita ver para entender lo que vale la vida. Lo demuestra cada día, de pie, micrófono en mano, con su voz como bandera.

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