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Dejó la batuta, pero no la música; Esa la lleva en el alma. El adiós del Maestro Baltazar Hernández, sembrador de músicos en Sinaloa

Tras 27 años al frente, el Maestro Baltazar Hernández se despide dejando un legado musical en Sinaloa.

13 octubre, 2025
Después de 27 años como director de la Banda Sinfónica Juvenil del Estado de Sinaloa, el maestro Baltazar Hernández Cano entrega la batuta.
Después de 27 años como director de la Banda Sinfónica Juvenil del Estado de Sinaloa, el maestro Baltazar Hernández Cano entrega la batuta.

Culiacán respiró música y memoria en el Teatro Pablo de Villavicencio. Aquella tarde el concierto sonó distinto: cada compás llevaba el peso de casi tres décadas de entrega.

El Maestro Baltazar Hernández Cano entregó la batuta que guió durante 27 años a la Banda Sinfónica Juvenil del Estado, tras transformar con paciencia y empeño a una agrupación juvenil regional en una compañía con repertorio y nivel sinfónico.

El Gobierno del Estado, a través del Instituto Sinaloense de Cultura (ISIC), le rindió homenaje en el marco del Festival Cultural Sinaloa 2025.

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Desde niño la música forma parte de su vida

El maestro Baltazar Hernández Cano guió la Banda Sinfónica Juvenil durante 27 años.
El maestro Baltazar Hernández Cano guió la Banda Sinfónica Juvenil durante 27 años.

Nacido y forjado en el entorno musical sinaloense, Baltazar heredó una raíz artística: su abuelo, Baltazar Cano, fue acordeonero y trabajó con figuras del canto regional, huellas que marcaron su temprano vínculo con la música popular y la tradición local.

Desde joven se inclinó también por la formación académica: cursó estudios técnicos de flauta en la Escuela de Música de la Universidad Autónoma de Sinaloa y, más adelante, la Licenciatura en Clarinete en la Escuela Nacional de Música de la UNAM, donde incluso se integró como docente en las cátedras de clarinete y saxofón.

Esa mezcla de oficio popular y rigor académico forjó su estilo docente y su exigencia musical.

La llegada de Baltazar generó una transformación musical

El maestro Baltazar Hernández se dijo muy honrado de recibir este reconocimiento.
El maestro Baltazar Hernández se dijo muy honrado de recibir este reconocimiento.

Cuando asumió la dirección de la Banda, agrupación con antecedentes que se remontan a 1976 como Banda Juvenil de DIFOCUR, Baltazar planteó una transformación: elevar la técnica, ampliar el repertorio y abrir horizontes para los jóvenes músicos sinaloenses.

Bajo su batuta la formación alcanzó hitos que hoy forman parte de la historia del colectivo: la Banda participó en eventos de alta relevancia nacional e internacional, entre ellos el concierto inaugural de la edición 40 del Festival Internacional Cervantino en Guanajuato y la presentación en la inauguración del Aeropuerto Felipe Ángeles.

Logros que prueban que su apuesta no era local: fue la internacionalización del talento sinaloense.

Un homenaje al hombre que lo dio todo

Con gran honra, el maestro Hernández Cano recibió este reconocimiento por su trayectoria con la Banda Juvenil del Estado de Sinaloa.
Con gran honra, el maestro Hernández Cano recibió este reconocimiento por su trayectoria con la Banda Juvenil del Estado de Sinaloa.

El homenaje en el Teatro articuló música y memoria.

El programa incluyó piezas de gran despliegue sonoro como Marcha Eslava, la Obertura 1812 (Tchaikovsky), Marte y Júpiter (Holst) y la Primera Suite en Mi bemol de Holst, con la que simbólicamente el Maestro Hernández dirigió por última vez a su banda.

El cierre con el Danzón No. 2 de Arturo Márquez hizo patente la continuidad: la fiesta musical no terminaba con su salida.

En el acto estuvieron el director general del ISIC, Juan Salvador Avilés Ochoa, quien en nombre del gobernador entregó el reconocimiento por su trayectoria; Diego Rojas Hormigo, director de Compañías Artísticas, quien recibió la batuta para la nueva etapa; la maestra Judith Zazueta, esposa del homenajeado; y el maestro Rodolfo Arriaga, director de Programación del ISIC.

Avilés lo describió con afecto y sin adornos: “Se va porque quiere… no solo es excelente músico y director, es un extraordinario ser humano, de una modestia que no le cabe en el corazón”, y aseguró que la historia musical de Sinaloa no puede entenderse sin su labor.

Más que maestro, fue amigo

Más que solo un maestro, Baltazar Hernández fue amigo de sus estudiantes.
Más que solo un maestro, Baltazar Hernández fue amigo de sus estudiantes.

Los testimonios de los músicos hicieron palpables las huellas cotidianas de su enseñanza.

Amilkar Morales, en representación de la Banda, habló con voz quebrada y recuerdos que provocaron carcajadas y llanto en la sala:

Cómo llegaron niños queriendo tocar banda sinaloense y poco a poco aprendieron música clásica, marchas y disciplina; cómo las frases del maestro “toquen feo pero recio”, “pícale fuerte”, “sin miedo” se convirtieron en lecciones de vida. Le obsequiaron una maceta con un árbol: símbolo del crecimiento colectivo que él fomentó.

Baltazar deja un legado musical en Sinaloa

El maestro Baltazar Hernández dejó un legado musical en el Estado.
El maestro Baltazar Hernández dejó un legado musical en el Estado.

Más allá de anécdotas, la transición quedó documentada: Baltazar entrega una colección de cerca de 80 programas armados, una metodología metódica, un orden que sustentó cada concierto y la seguridad de que la agrupación tiene bases sólidas para la siguiente etapa que dirigirá Diego Rojas.

Rojas destacó que el maestro deja “una vida ejemplar” y un legado estructurado que será la columna vertebral para el futuro de la Banda.

Si algo define su ejercicio profesional es la combinación de rigor y ternura: exigente en el ensayo, cercano en la formación, infatigable en su presencia.

Sus alumnos recuerdan no solo partituras y ensayos puntuales, sino la constancia de un director que rara vez faltó; un compromiso diario con la música y con la juventud sinaloense. Esa disciplina produjo músicos formados, pero también ciudadanos que aprendieron a sostener un proyecto colectivo.

El reconocimiento oficial que recibió el maestro no fue solo protocolo: fue la comunidad cultural de Sinaloa que, en aplausos, brindis y lágrimas, devolvió el afecto a quien durante 27 años dedicó su vida a la Banda Sinfónica Juvenil.

Aunque la batuta cambió de manos, la semilla quedó plantada: programas, metodologías, discípulos y la convicción de que la música continúa siendo un puente entre generaciones.

Cuando el maestro Baltazar bajó la batuta, la sala no dejó de aplaudir. No fue un adiós seco: fue la certeza de que lo que él sembró crecerá en otros brazos.

Porque quienes tocaron bajo su dirección no solo aprendieron notas: aprendieron a sostener una comunidad, a tener disciplina y a convertir la música en futuro. Y eso nadie podrá retirarlo: la batuta cambió de manos, pero la música que él enseñó seguirá llenando teatros y vidas en Sinaloa.

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