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Ensayo y Error

“Un pajarito me lo dijo…”; por una lectura rigurosa

¿Hasta dónde debemos confiar, como lectores, en los datos que las fuentes anónimas proporcionan? ¿En cuál versión debe confiarse? Pues como hemos leído en días recientes, la historia varía según la fuente secreta que la cuenta

1 agosto, 2024
“Un pajarito me lo dijo…”; por una lectura rigurosa.
“Un pajarito me lo dijo…”; por una lectura rigurosa.

Las fuentes anónimas en noticias y reportajes de estos días han sido muy recurrentes, y cómo no, siendo el narcotráfico y su persecución un tema tan cerrado sería casi imposible obtener información sin ellas.

Las y los periodistas hacen su esfuerzo por contarnos lo que sucedió, en este caso, con la captura de Ismael El Mayo Zambada y Joaquín Guzmán López del jueves pasado. Es su trabajo. 

Las y los lectores, por su parte, tienen el propio: leer las noticias con sentido crítico para discernir la veracidad de la información. La comunicación es de dos.

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El tema hoy no es el periodismo en sí, sino sus lectores. ¿Hasta dónde debemos confiar, receptores de información, en los datos que proporcionan fuentes ocultas? ¿En cuál versión anónima debe confiarse? Pues como hemos leído, la historia varía según la fuente secreta que la cuenta.

La cobertura del crimen organizado está plagada del uso abusivo de este tipo de fuentes de información. Héroes y villanos han nacido y caído gracias a ellas. Y cientos de libros se publican con su ayuda. 

Quizá sea verdad lo que el periodismo informa, pero no debería ser suficiente para un lector riguroso. También tiene que exigir sustento, demostración.

¿Qué es una fuente? Rigor y método científico

El término fuente de información en el periodismo es el mismo que el del método científico. De ahí depende el rigor de las noticias y reportajes.

Además de ser el origen de la información, la importancia de identificarlas al público radica en la posibilidad de la verificación de los datos. 

Por ejemplo, si la fuente es un documento, que el o la lectora puedan verificar que lo que dice el texto esté efectivamente en dicho documento.

Otro aspecto es que la información de la fuente se sostenga, que no cambie según quién la lea o quién la dice. Esto, en ciencia, es que el fenómeno se repita en cada experimento para que la teoría sea válida.

Cuando las fuentes son personas entrevistadas, el rigor de la información está ligado con su actividad, trayectoria o estudios, es decir, su estatus. Se le denomina autoridad.

Suele entrevistarse a liderazgos camarales, por ejemplo, para que opinen de una ley, de un impuesto, de un hecho, de tránsito, del clima… pero finalmente lo que diga es, y sólo es, una mera opinión. No información. No tiene autoridad

Una técnica que se usa para darle veracidad a la información de una fuente anónima es acompañar el reportaje con el audio de la conversación. En algunos casos se distorsiona un poco la voz para mantener su protección. 

¿Y qué pasa con las fuentes anónimas?

Las fuentes anónimas sirven para acceder a información que, de otra manera, sería imposible entrar. 

Javier Darío Restrepo, extraordinario periodista que dedicó su vida a la divulgación de la ética, lo explica de esta manera.

“…el receptor tiene derecho a conocer de dónde procede la información que el medio le proporciona. Por eso se recomienda que en el caso de ser necesaria la reserva de la fuente, se mencione al menos una aproximación que acredite la autoridad con que la fuente habla del tema”, explica

“Para el periodista es un deber preservar la seguridad de sus fuentes, al fin y al cabo se trata de colaboradores suyos y de su audiencia, que permiten el acceso a la verdad de los hechos. De no hacerlo así, cada vez sería más reducido el número de fuentes y se restringiría la posibilidad de las audiencias de acceder a la verdad de las noticias, en especial cuando se trata de informaciones que conciernen a los intereses públicos y que se busca invisibilizarlas”.

Otra gran maestra, la legendaria periodista chilena, Mónica González, aconseja lo siguiente.

“Citar una fuente anónima es una opción excepcional… Cuando se tiene entre las manos una revelación que acusa y cuestiona duramente actuaciones de instituciones y/o personas muy poderosas y cuyo efecto no solo afecta la democracia sino el derecho a la vida de algunos (o muchos), es el periodista y el medio que publica el que debe calibrar cómo publicar y revelar los hechos sin poner en riesgo la seguridad –y a veces la vida- de las fuentes”.

Las fuentes anónimas en el periodismo pasan (o deberían pasar) por un mínimo proceso de, al menos, estos tres pasos.

  1. Son detonadoras de una investigación, lo que informen no es el resultado de la investigación. Dan pistas.
  2. Sus datos y autenticidad deben corroborarse.
  3. La información de una fuente anónima se presenta con contexto para contar una historia lo más completa que se pueda, de ahí se sostiene la objetividad.

Por una lectura rigurosa

Hoy recibimos información sin filtros. Usted es su única red de protección. 

Y así como exigimos profesionalismo al periodismo, tenemos la responsabilidad de ser lectores rigurosos, porque luego, con amigos o en las redes distribuimos versiones que, en ocasiones, no son veraces.





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