Rebeca Camargo: resiliencia y buen sazón en Loma de Rodriguera, al norte de Culiacán
Rebeca Camargo reconstruyó su vida en Loma de Rodriguera tras dejar Tepuchito. Su puesto de burritos y guisos es ejemplo de resiliencia, trabajo honesto y cocina tradicional en el norte de Culiacán, aspectos que sus clientes valoran


En la zona norte de Culiacán, por la prolongación Álvaro Obregón —la calle principal de Loma de Rodriguera— se encuentra el puesto de burritos y guisos de Rebeca Camargo Ruiz, un espacio que se ha convertido en punto de referencia para trabajadores, vecinos y clientes de paso durante los últimos seis años.
Su historia es una muestra de resiliencia: después de mantener por dos décadas un restaurante en Tepuchito, debió abandonar ese proyecto a causa de la crisis de seguridad en la región.

Desde entonces, reconstruyó su camino en este sector, donde hoy ofrece comida casera a precios accesibles y con el toque tradicional que aprendió en su juventud.
Qué ofrece hoy
Rebeca trabaja de lunes a domingo, de 6:00 de la mañana a 12:00 del día. Cada jornada prepara tacos y burritos de diversos guisos, además de opciones especiales según el día.
Los domingos, por ejemplo, ofrece mojarra frita; entre semana, la variedad cambia entre bistec ranchero, hígado, trocitos con jamón, machaca, carne con chile colorado y mezclas de papas con chorizo.
Sus burritos económicos —cuatro por 50 pesos, en versiones de machaca o papas con chorizo— son los favoritos de quienes buscan un desayuno accesible. Los tacos de maíz, hechos a mano y servidos con salsa, complementan un menú cotidiano que ha logrado mantenerse gracias al sabor y la constancia.
Quién es Rebeca Camargo
Originaria de Tepuchito, Rebeca adquirió sus conocimientos culinarios en dos frentes: el hogar y la práctica profesional. Antes de emprender en casa, trabajó en la cocina del Hospital Civil, donde aprendió técnicas de conservación, higiene y preparación de platillos como birria y pozole.
Aquella experiencia breve, pero formativa, le dio herramientas para iniciar su propio negocio, que mantuvo activo por más de 20 años en su comunidad.
Hoy, a sus más de seis años de presencia en Loma de Rodriguera, continúa viajando diariamente desde Tepuchito, levantándose a las cuatro de la mañana para llegar puntual y atender a su clientela. Aunque ella es el rostro principal del puesto, recibe apoyo ocasional de empleadas que la ayudan a mantener el ritmo de trabajo.
Cuándo y por qué se trasladó
Fue la violencia en su comunidad lo que obligó a Rebeca a cerrar su restaurante y mover su actividad a Loma de Rodriguera.
Aun así, conserva parte de su clientela de antaño y mantiene viva la tradición culinaria que le ha dado sustento durante más de dos décadas. Reconoce que las ganancias no son grandes, pero son suficientes para sostenerse día a día y llevar un ingreso estable a casa.
Un ejemplo de resiliencia cotidiana
Para Rebeca, la mayor satisfacción de su trabajo es simple: mantenerse autosuficiente y activa. Su constancia, su capacidad de adaptación y su optimismo la han convertido en parte del tejido cotidiano del sector.
En un contexto donde muchos negocios no sobreviven a los cambios sociales y económicos, la historia de Rebeca Camargo es un recordatorio de cómo la resiliencia, el trabajo honesto y la voluntad de salir adelante pueden reconstruir oportunidades, incluso después de los momentos más difíciles.






















